Las condiciones sociales, la vida en las universidades, los valores dominantes de los EE.UU. han contribuido a que en lugar de surgir un método norteamericano unificado, el entrenamiento más utilizado en ese país haya sido el fraccionado.
A menudo confundido con el entrenamiento por intervalos, el fraccionado se diferencia en una recuperación completa y por tanto más larga que en el entrenamiento por intervalos. Las velocidades son a menudo más altas. Una buena parte del entrenamiento que Gerschler le hizo realizar a Harbig se fundamentaba más en el sistema fraccionado (distancias cortas, 200 metros corridos en alta velocidad, en 24 segundos) que en el entrenamiento por intervalos que inventó el propio Gerschler.
La pareja de variables tiempo de recuperación y velocidad de carrera son las que fundamentalmente permiten distinguir un método del otro. A mediados de los años 60 el cuatro veces récord del mundo Jim Ryun realizaba sesiones con un volumen total de entre 10 y 13 kilómetros. Esto haría pensar que realizaba entrenamiento por intervalos pero sus tiempos de recuperación (3 minutos para los 400 metros, 5 minutos para los 800 metros) estaban más en línea con el trabajo típico de las repeticiones o fracciones.
No puede hablarse de entrenamiento en los EE.UU. en la década de los 60 sin mencionar al carismático Bill Bowerman que creó en Eugene, Oregón, lo que ha sido la mayor “meca” para corredores en su país hasta la fecha. Sus “boys from Oregon” (los muchachos de Oregon) como se los llamaba, conquistaron bajo su batuta 24 títulos individuales de la NCAA (National Collegiate Athletic Association, una asociación universitaria que estimula y controla en los EE.UU:, el deporte a nivel universitario) y cuatro por equipos. Llevó 33 corredores a Olimpíadas. Ganó el récord mundial de 4 millas con postas en 1962. Sin duda el atleta más famoso que tuvo bajo su batuta fue Steve Prefontaine, trágicamente fallecido muy joven en un accidente de tráfico.
Era muy amigo del neozelandés Arthur Lydiard, a quien ya hemos mencionado y de él tomó el concepto de la importancia del “jogging”, difundiéndolo ampliamente en los EE.UU. A su retorno de Nueva Zelandia. Creó un programa de jogging que se usó durante años en su país. Publicó –en coautoría con el cardiólogo W.E.Harris- un libro sobre jogging que vendió más de un millón de copias. Si no es el libro más vendido de este deporte, debe estar cerca. Este libro tuvo un rol decisivo en la explosión de la carrera a pie como deporte. El otro factor también de gran influencia fue el triunfo en maratón en Munich 1972 del norteamericano Frank Shorter. Ver ganar a un compatriota, activó el furor del fondo primero en el estado de Nueva Inglaterra, en toda la costa oeste, después en la totalidad de los EE.UU. y finalmente en el mundo todo.
Fue uno de los fundadores de la compañía Niké, y durante mucho tiempo, él mismo diseñaba todos los detalles de las zapatillas que salían a la venta. Si Bowerman fue un innovador, si introdujo o no un nuevo tipo de metodología de entrenamiento como sostienen sus admiradores, es opinable. Depende qué se entienda por “nuevo método de entrenamiento”. Es claro que todo “coach” importante introduce variantes personales, pero si estas alcanzan a conformar o no una nueva metodología es una cuestión de cuántas y cómo de importantes sean esas adaptaciones personales. En todo caso, no parece haberle aportado al mundo innovaciones del tipo de las que introdujeron Gerschler, Igloi o Cerutty.
Llegamos al último capítulo de nuestra historia y, como estamos en tiempos de guerra fría, pasamos de un bloque al otro. Haga las valijas, no vamos a la Unión Soviética.
Referencias bibliográficas:
Hegedüs, J. (1988): La ciencia del entrenamiento deportivo. Buenos Aires, Editorial Stadium.
Volodalen.com: l’entraînement à la course à pied (2013). Recuperado de http://www.volodalen.com/