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Pedro Muñoz
Atleta amateur con marcas personales de 35’12» en 10 kilómetros, 1:17’08» en medio maratón y 2:46’46» en maratón.
OBJETIVO: MARATÓN
Llegué a 26millas de la mano de Fernando Díaz y con 3 maratones a mis espaldas, así que no era del todo un novato en la distancia. Eso sí, los 3 maratones los había preparado siguiendo un plan genérico descargado de alguna web sin ningún tipo de personalización; el problema venía cuando por alguna razón de enfermedad, lesión o trabajo no podía realizar el entrenamiento correspondiente. Uno se enfrenta siempre a la misma duda, qué hacer con el entrenamiento perdido? Recupero lo que no pude hacer ayer o por el contrario cumplo a rajatabla el calendario de preparación dando por hechos los entrenamientos pasados? O peor aún, salgo a entrenar estando enfermo?
Tras mi último maratón, en el que conseguí bajar de las 3 horas (por muy poco), me planteé que si quería evolucionar como corredor, era necesario acudir a alguien que fuera capaz de hacer una planificación de entrenamientos adecuada a mis características como corredor, a mis horarios de trabajo y que supiera entender mis motivaciones. Así llegué a 26millas.
Llegué ilusionado por un lado y reticente por el otro, ya que una parte de mí me decía que si entrenando solo no me había ido tan mal, porqué iba a ser necesario invertir en un entrenamiento personalizado. Pero las dudas me duraron lo que tardé en completar los primeros 15 días de entrenamiento; rápidamente me di cuenta de que entrenando por mí mismo había muchos aspectos necesarios para la carrera que yo no estaba entrenando. Para ser un buen corredor, no basta sólo con correr.
En pocos meses de entrenamiento empecé a batir mis mejores marcas en varias distancias, como 10 Km o media maratón, lo que para mí hace meses era impensable, que era bajar de 37 minutos en 10 Km, se ha convertido en algo habitual, llegando incluso a competir muy cómodo en esos ritmos. Algo parecido ocurre con las marcas de media maratón, una distancia en la que he conseguido bajar hasta en 3 ocasiones de 1:20’00»; y lo mejor de todo es que todas estas pequeñas recompensas han ido llegando mientras preparaba mi gran objetivo anual, el Zurich Maratón de Sevilla, una prueba que dejará en mí un recuerdo imborrable.
Un maratón es una prueba de ésas que consigue ponerte nervioso incluso desde un mes antes, una carrera que sabes que aunque vayas muy bien preparado te puede ganar, es como una de esas chicas que sabes que no te conviene pero a la que no puedes dejar. Sin embargo, hay veces que disputar el maratón es el broche de oro a duros meses de preparación con este objetivo en la cabeza, situarse en la línea de salida con la tranquilidad que da llegar con los deberes hechos y que si esta vez el maratón nos gana, no será por nuestra culpa. Con esta idea en la cabeza sonó el pistoletazo de salida en Sevilla y, con una muy parecida, llegaba a la meta del estadio de la Cartuja dos horas, cuarenta y seis minutos y cuarenta y seis segundos después, sonriendo abiertamente porque, una vez más, el maratón no había sido capaz de ganarme. Por eso y porque gracias a 26millas había conseguido bajar mi mejor marca de la distancia, en más de 10 minutos.
De 26millas tengo que destacar la serenidad y confianza que transmite al atleta de cara a la competición, la cordura de sus entrenamientos, puesto que nunca una planificación es fija, y va variando en función de la asimilación del atleta; y sobre todo el hecho de ser el contrapunto al ímpetu del corredor, ya que muchas veces, por nuestro afán de mejorar somos testarudos y se nos va la mano con los entrenamientos. Ahí ha estado siempre 26millas para poner coherencia a mi evolución como corredor.