No debemos buscar un sistema único de entrenamiento en los atletas de la URSS. Más bien, les hacían entrenar de todo un poco:
- Footing en volumen para formar una base aeróbica.
- Entrenamiento por intervalos en cantidad para asentar la disposición a utilizar oxígeno.
- Entrenamiento por intervalos en calidad para progresar hacia velocidades más altas.
- Sistema fraccionado para acercarse a las condiciones de competición.
- Ejercicios de mantenimiento de la velocidad por un período prolongado.
- Ejercicios de sobre velocidad.
- Diversos tipos de ejercicios de musculación para obtener fuerza muscular.
- Ejercicios de relajación destinados a favorecer la recuperación.
A mediados de los años 70 y 80 el volumen del entrenamiento se había tornado insoportable. Los programas comprendían tres entrenamientos por día y más de 300 kilómetros semanales en ocasiones. Tras un período en estos niveles, el volumen fue revisado a la baja. El exceso de volumen conducía al aumento de lesiones de todo tipo lo que perjudicaba al atleta mucho más que el posible efecto positivo de ese volumen desmedido.
En esos tiempos el deporte era, para todos los países del bloque del Este un asunto de estado. Esto autorizaba a los protagonistas –entrenadores y atletas- a recurrir a cualquier medio, lícito o no, para conseguir resultados en las competiciones internacionales. El extremo fue la República Democrática Alemana (RDA, más conocida como “Alemania Comunista” o “Alemania Oriental”) donde el dopaje llegó a ser política de estado, tal como quedó probado cuando, tras la caída del Muro de Berlín, se tuvo acceso a los archivos de los institutos oficiales de entrenamiento de deportistas de élite.
Si nos limitamos al plano deportivo podemos destacar varios puntos:
- Se utilizaban profesionales en áreas complementarias: científicos, médicos, psicólogos, técnicos en diversas especialidades.
- Los centros de entrenamiento gozaban de condiciones materiales excepcionales (sistemas de medida, pistas cubiertas, lugares donde se simulaba altitud, etc.)
El control del entrenamiento era estricto. Las medidas y modelizaciones de los ejercicios, muy sistemáticas. De esta forma de organizar el entrenamiento surge un modelo basado en el principio de la supercompensación.
No es posible dejar de mencionar, dentro del contexto del aporte soviético al entrenamiento de la carrera a pie, el método pliométrico desarrollado a finales de los 50 por Yury Verkhoshansky. Este método suele ser conocido –más bien hipersimplificado- como el método “de los saltos”. Es cierto, el método incluye saltos pero no únicamente saltos. Pliométrico quiere decir repentino, brusco. Si bien los saltos estimulan en forma brusca o repentina los músculos, no son los únicos ejercicios que lo hacen. Cualquiera que utiliza la energía cinética cumple esta condición. Por ejemplo, frenar la caída de un peso. Verkhoshansky entendía que esto estimulaba mucho más el desarrollo de la fuerza muscular que el simple levantamiento de pesos que se hacía antes y que se sigue haciendo ahora. El método está hoy en día básicamente en desuso, pero cuenta aún con algunos adeptos. La mayoría de ellos ya no lo siguen dogmáticamente pero si incorporan algunos ejercicios de este tipo –a menudo saltos, por ser los más fáciles- dentro de su entrenamiento.
Referencias bibliográficas:
Hegedüs, J. (1988): La ciencia del entrenamiento deportivo. Buenos Aires, Editorial Stadium.
Volodalen.com: l’entraînement à la course à pied (2013). Recuperado de http://www.volodalen.com/