Un objetivo. Una fecha. Una distancia. Por delante, meses de preparación y mucha ilusión, motivación, determinación.
Comienza la preparación. Se programa la progresión de las capacidades a desarrollar. Resistencia aeróbica: en este aspecto clave la capacidad aeróbica pero también la potencia, imprescindible para la mejora en el rendimiento de resistencia. Resistencia anaeróbica: láctica, que bien trabajada posibilitará la mejora en distancias superiores, y aláctica en puntuales sesiones al inicio de la temporada. Fuerza mediante acondicionamiento básico abdominal, circuitos de fuerza general, CORE o pesas combinándolo en la misma sesión con carrera a ritmos medios, repeticiones de potencia aeróbica, aceleraciones… Cada sesión con un fin, con un sentido dentro del microciclo. Cada microciclo como parte de su macrociclo, sin sentido por separado. Cada macrociclo con un claro objetivo dentro de la preparación.
Pasan las semanas, pasan los meses, pasan las competiciones con las que buscamos la puesta a punto. Sin ser el objetivo principal, se logran mejorar marcas personales en distancias inferiores, pero no es ese el objetivo.
Acumulando, sumando, sufriendo día a día el duro entrenamiento por el volumen e intensidades planteados pero también disfrutando de ello. Superando contratiempos e imprevistos, reajustando la planificación, acercándose el día… Llega el día: Sevilla, 22 de febrero, #ZurichMaratónSevilla.
Objetivos planteados más que superados. La experiencia, irrepetible.