Cuatro atletas que batieron 15 récords del mundo. Pocos superan este pergamino que podía mostrar Mihály Iglói, entrenador de corredores del club de atletismo de Budapest.
Pero no son estos laureles los que nos llevan a mencionar a Iglói (laureles que podrían confrontarse con los fracasos que sufrió ya exiliado en los EE. UU.), sino porque sus sistema consiguió integrar dos aspectos que resultan de vital importancia.
- Primer punto: Iglói no rechaza ninguno de los procedimientos en boga en su tiempo. Más que elegir entre todos ellos, hace uso de todos. Su sistema incluía el entrenamiento por intervalos alemán y el fartlek sueco. El rigor germánico estaba presente en las numerosas repeticiones seguidas de pausas de recuperación incompleta, en el control metódico del trabajo efectuado y de la técnica utilizada. El punto de vista sueco estaba contemplado en el segundo punto.
- Segundo punto: Iglói proponía un entrenamiento adaptado a las características específicas de cada atleta. Su objetivo consistía en partir de las cualidades dominantes de cada corredor y exigirlas al máximo. A un atleta rápido como Roszavolgyi, le proponía distancias cortas repetidas un gran número de veces. A un atleta de gran fuerza de voluntad y resistencia pero poco veloz, como Iharos, le hacía hacer sesiones basadas en repeticiones largas pero menos numerosas.
En ambos casos, el entrenamiento era en doble sesión. Miháil Iglói fue uno de los pioneros en utilizar sistemáticamente el doble sesión.
La polivalencia de los procedimientos utilizados por Iglói fue llevada aún más lejos por un método de entrenamiento puesto a punto en Polonia.
Referencias bibliográficas:
Hegedüs, J. (1988): La ciencia del entrenamiento deportivo. Buenos Aires, Editorial Stadium.
Volodalen.com: l’entraînement à la course à pied (2013). Recuperado de http://www.volodalen.com/